Leyendas
El Diablo del Antro
San Luis Potosí
Las leyendas en México, se caracterizan por tener en sus historias eventos de terror e increíbles relatos que nos ponen la piel de gallina. Pero no siempre se desenvuelven en lugares antiguos, solitarios o silenciosos, también suelen pasar entre una gran multitud, con música y mucha algarabía… Y esta, sucedió precisamente en 1997, en una discoteca norteña muy famosa en la capital Potosina, ubicada en Av. José de Gálvez.
Cuenta la leyenda que, en un fin de semana, el lugar abría sus puertas como de costumbre para recibir al público, lo extraño ese día es que la mayoría de las personas eras nuevas, quienes nunca habían asistido al lugar. Tal fue el desinterés de algunos que la noche parecía normal, salvo a ciertos comentarios de algunas personas, quienes hablaban de la presencia de un hombre apuesto y bien vestido, el cual invitaba las bebidas a ciertas mujeres en la barra, su porte era tan notorio que decían se trataba de algún narcotraficante o hijo de algún magnate.
Al paso de la media noche, ya calentados los ánimos, pusieron música Cumbia-Texana, y fue tanta la algarabía de los presentes que se concentraron en una pareja en especial, uno de ellos era el fino hombre bailando de una manera profesional en compañía de una dama. De pronto se comenzó a sentir un calor infernal y a oler a carne podrida (otros decían que olía azufre), la pareja seguía bailando y las luces bajaron más de lo normal, en ese momento es cuando dicen que al joven bailarín se le cayó una bota y se le apreció una pesuña, como pata de cabra y su rostro tenía un semblante endemoniado.
Las luces se apagaron en su totalidad y se escuchó una carcajada malévola, seguida de un grito de mujer, entonces la gente comenzó a gritar y correr hacia afuera del establecimiento. Algunas personas aseguraron haber visto al tipo transformado en diablo.
El antro fue clausurado y puesto a disposición de las autoridades… Aquellas personas que conocían a la chica que bailó con el sujeto, dicen que sus manos quedaron marcadas y sufrió de problemas psicológicos, por lo cual fue internada en un sanatorio para después morir por el trauma debido a la fuerte impresión.
Tiempo después el lugar abrió nuevamente sus puertas y en vez de perder su reputación, su popularidad se alzó aún más. Hoy en día, lugareños y turistas asisten, quizá no solo por pasar un rato agradable, sino por el morbo de ver a “El Diablo del Antro”.